lunes, 29 de octubre de 2012

Saliendo... sin billete de vuelta

Un día sentada en la cama de un hospital (me rompí la mandíbula tras un monumental tortazo con la bici pero esa ya es otra historia y será contada en otra ocasión) me dio por pensar, ya que otra cosa no pero para pensar tenia un rato oiga, que mi vida en España no iba hacia ningún sitio. Y no es que fuera una epifanía ni nada por el estilo, que va, si eso ya lo llevaba pensando tiempo pero ese día, mirando aquella pared blanca y sin tener otra cosa mejor que hacer, lo vi claro.

Tenia que irme.

Así dicho suena bastante dramático pero una vez que lo piensas instantáneamente te haces a la idea. Mi vida laboral en España estaba  parada , bueno más que parada estaba difunta, y lo peor es que no había luz al final del túnel, solo una intensa negrura con su 21% de iva incluido. Así que despues de muchos "quesi queno quesi queno quesi", pues que si, que me iba al reino unido a ganarme la vida.

O a intentarlo al menos.

Octubre para mas señas fue la fecha elegida para el periplo. Liamos el petate, en mi caso un maletón enorme que pesaba más que yo y una maletita más peque pero igual de pesada, y allá que nos fuimos a buscar fortuna al pais de la bruma. Ibamos dos. Uno se vuelve y queda la otra, servidora para más señas.
En el aeropuerto de Málaga, sudando la gota gorda con capas y mas capas de ropa amontonadas de mala manera por las sillas de la sala de espera; ni que decir tiene que me faltaban capas a la hora de aterrizar en Manchester. Oh my gosh¡¡, que frio y todavía no ha llegado el invierno. Quien lo diria. Lector que estás pensando en tirar para acá, traeté ropa de mucho abrigo, que no te engañen las temperaturas de tu pais barra región, aquí hace frio y más frio, y más que hará los proximos meses, no te quedas corto, te lo aseguro.

En fin que salimos del aeropuerto y cogemos un tren directo a Manchester Picadily, una de las dos estaciones de tren de Manchester. El tren muy bien, no es demasiado caro y solo tarda como 20 minutos o así, no tienes ni que salir del aeropuerto y te deja en el mismo centro de Manchester. Pero nosotros no nos quedabamos en Manchester, ibamos a Hanslingden que es un pueblo a unos 30 km de Manchester, en la zona de Lanchashire, muy tranquilo y bucólico y allí donde cristo perdió las pantuflas de ositos.
Las conexiones entre Hanslingden y Manchester se limitan a un par de buses, uno de los cuales pasa como dos veces al dia, y el otro es más seguido (X41) que con mucha suerte y poniendole una velita a San Cucufato te tarda unos 40 minutejos de nada, y eso con el dia bueno.
En fin que cargados hasta las cejas nos negamos en redondo a patearnos Manchester en busca de la susodicha parada del X41 y optamos por la opcion (inteligente o no segun se mire) de coger un taxi. Sales de la estación y allí estan todos paraditos, los tipicos cab, taxis extraños, regordetes, y para que negarlo, bastante feos alineados ellos muy monos y sin cola de ningún tipo. Nos acercamos a preguntar al taxista, un chico indio (los taxis aquí como en america son casi todos conducidos por indios o paquistanies, etnias que por otro lado tiene practicamente el pais en su poder) y le preguntamos por el precio. Nada nada, solo son 50 pounds, baratico no crees?.

Pero a ver que haces si vas más cargado que los camellos de los reyes magos.

40 minutos despues con la consabida clavada de postre, estábamos en Hanslingden, un pueblo perdido de la mano de dios en mitad de un valle donde hace un frio que pela y llueve incluso más que en Manchester, que ya es decir. Pero allí estábamos.

La aventura no habia hecho más que empezar.

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